Noe Gonzalez retuvo su cinturón supermediano Silver del CMB ante Rubén Padilla


Mostrando una condición física impecable y una inteligencia poco común para competir en el cuadrilátero, Noé “Carbonero” González retuvo su cinto de Plata del Consejo Mundial de Boxeo anoche, frente al mexicano Ruben “Cloroformo” Padilla, al que derroto con autoridad y jerarquía por K.O. en el noveno asalto.


Desde el comienzo y hasta el cuarto round, el uruguayo fue siempre al frente, siendo protagonista principal de la pelea, haciendo retroceder a su rival hacia las cuerdas en reiteradas ocasiones combinando su derecha e izquierda, con ganchos, jabs, cross y uppercut. Una verdadera andanada de golpes duros, difíciles de asimilar, que al apostre, fueron mellando la resistencia de Padilla.

Igualmente no se rindió en ningún momento el azteca, que resultó ser un boxeador guapo, valiente, que se amilanó. Tanto fue así, que en el quinto round, Noé se tomó un respiro, ganó aire, le dio distancia y el retador, Padilla, demostró su experiencia en el ring.

Aprovechó la franquicia que se tomó el pandense y castigó con izquierda y derecha concertada en dos oportunidades, directo a la cara de Noé, que pasó momentos de zozobra y sintió por primera vez el impacto de su rival. La pelea alcanzó allí un momento especial.

Algunos tuvieron incertidumbre sobre la superioridad que había expuesto Noé González en los asaltos anteriores. Titubeó cuando recibió un impresionante cross de izquierda, hubo silencio por un instante. Igualmente, no perdió el round. Fue empate, porque lo empardó, sacando tres golpes justos, precisos sobre el final mismo de ésa instancia del combate.

A partir del sexto round, González retomó con tal fuerza su condición ganadora, que comenzó a extenuar a su rival, al que literalmente vapuleó, haciendo tambalear por primera vez en el cuadrilátero. Pegó duro, buscó los golpes al tórax para quitarle aire, por afuera, por adentro, y al rostro del mexicano, que terminó inflamado y con claros signos de agotamiento.

El séptimo y octavo asalto fueron casi un calco, con la diferencia de que Padilla no se achicó e intentó varias veces contragolpear, con bravura, con temple, animoso. Pareció reaccionar, entrando a buscar la cara de Noé y castigando en la pelea corta. Sin embargo, el Carbonero contestó todos y cada uno de los golpes, asimilando y tomando distancia, para embestir nuevamente, pegando ásperamente a su rival una y otra vez, preparando lo que sería el epílogo rápido de la contienda.

Justo es consignarlo: no hubo agarrones, ni forcejeos, ni cabezazos ni golpes bajos. Fue una pelea limpia, abierta, con dos bravos luchadores que no se dieron tregua. El noveno round fue una demostración impresionante de supremacía de nuestro compatriota: dos certeros latigazos de derecha dieron por el piso a Padilla en su primera caída.

El juez norteamericano Steve Smoger hizo la cuenta de protección, Padilla retomo por unos instantes la pelea,  pero sucumbió ante una nueva descarga de golpes y una nueva derecha en cross, cayendo inexorablemente a la lona.

Fue un K.O. tremendo. Aplaudido, aclamado desde todos los rincones del Palacio Peñarol con enormes piñas que se sintieron desde el ring side. El juez puso fin al calvario que estaba viviendo el azteca, parando el combate.

El público se puso de pie gritando el nombre de Noé. El campeón remataba un examen más, aprobando con elevada nota, ante un contrincante que hizo distinguida su victoria, lo que le permitió retener el título mundial de Plata de los supermedianos del Consejo Mundial de Boxeo.

Quenonino.com

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